17 junio 2019

HAN FINALIZADO LA CARRERA MONSTRUOSA

GADEA, 5 años



ALEJANDRO SAIZ, 6º curso

Su historia final: EL ROBO CONQUENSE
Allá por 1989 un ladrón recorría día tras día los callejones y pasadizos de la ciudad conquense. Todas las noches, entorno a las cuatro de la madrugada entraba a las casas de la gente a robarles las pertenencias de un valor elevado: joyas, dinero... e incluso algunos pequeños diamantes.
Todos los días planeando el robo, todos los días cumpliendo el plan. Así los 365 días del año.
   Allá por 2004, una persona descubrió al ladrón y llamó a la policía para que lo pillaran con las manos en la masa. Una mañana, la policía fue a su garaje para ver a dónde iba a ir el ladrón esa noche. Y así pasó. Fueron por la noche a esa casa y ¡lo arrestaron!. 
   Y así acabó una larga temporada de robos.



AINARA HUETE, 6º curso

 Su historia final: LAURA, NEIZAN Y EL PRINCIPITO
   Érase una vez una niña de 8 años llamada Laura que tenía un hermanito recién nacido llamado Neizan. Su mamá todas las noches les contaba un cuento para dormir. Cuando Laura tenía 10 años, Neizan tenía 2 añitos y le encantaban los cuentos.
    La mamá se puso enferma y no sabían por qué. Laura tuvo que ayudarle en todo, en las tareas del hogar, con Neizan, etc
   Como a los dos les encantaban los cuentos, decidió ir a la biblioteca a por cuentos para leer por el día y por la noche. El que más le gustó fue El Principito y decidió contarle a Neizan esa historia por las noches.
   Conforme iba pasando el tiempo e iban creciendo se iban olvidando del cuento poco a poco y el libro se puso muy triste.
   El día 16 de noviembre la mamá murió debido a un cáncer extraño no identificado.
   El pobre librito se quedó abandonado y sentía que nadie le quería. Por eso se fue a buscar a otras personas que le quisieran más. No encontró a nadie y se puso a llorar, mientras se iba a la basura.
   Laura, un día, quiso leerlo otra vez, pero no lo encontraba. Se puso a buscarlo muy desesperada por todo Villamundo, hasta que... de repente lo vio. Se puso muy contenta y el libro le preguntó:
- ¿Por qué ya no me queréis? ¿Por qué ya no me leéis como antes? 
- Pues porque conforme los niños van creciendo van queriendo otras cosas -le respondió Laura.
   Siempre tenemos que valorar lo que tenemos porque algún día nos faltará y lo echaremos de menos.