15 febrero 2010

Niños del cable

Una vez más ante nuestros ojos un espectáculo de valor y riesgo, todo por ir al colegio. Aquí no hace mucha falta que el maestro empiece sus clases motivando al alumnado. La motivación va intrínseca en las propias ganas de aprender. Arriesgar la vida por ello es envidiable.
¿Desperdiciarán estos niños las horas de clase?,¿Se pasarán la mañana charlando, sin atender a su profesor?,¿Discutirán entre ellos y se pelearán sin motivo?

1 comentario:

Marichu dijo...

Pues... ¿qué voy a decir? Que si la primera clase que tienen es de E.F., ya van tan preparados, ya han hecho el calentamiento.
Estos chicos no necesitan proyectos que les conciencien del cuidado a la naturaleza y del respeto al medio. La naturaleza es su casa. Para ellos, usar la tirolina para ir a clase es como para nosotros subir unas escaleras para ir a nuestro aula.
Lo que sí me gustaría ver es cómo es la escuela, en mitad de la selva. No creo que tenga electricidad, ni gas o gasóil (que tampoco les hará falta), ni mucho menos conexión a internet. Tampoco es necesario que la aldea global se meta en todas las escuelas del mundo, digo yo.
Lo importante es que en la escuela adquieran conocimientos y estudien y aprendan a pensar. Así, tendrán más posibilidades para sus decisiones futuras. Y que sean felices.